las lunas de Miranda

viernes, julio 14, 2006

LA HISTORIA DE HUMO Y LA GENIA LIBERADA (SEGUNDA PARTE)

arrepol, ballarina i tricicle


La Genia pasaba la mayor parte del tiempo en la jaula de los animales salvajes. Al principio le dolían un poco los mordiscos, por la falta de costumbre, pero poco a poco los tigres, los cocodrilos, los loros, las ovejas, los hamsters… comenzaron a tomarle cariño y la ayudaban mucho con sus trucos de circo.

Desde aquella jaula la Genia podía ver como Humo practicaba sus malabarismos, arriba y abajo, arriba y abajo, sin darse cuenta de nada. En los dibujos invisibles que Humo dibujaba con sus propios trucos por tierra y aire Genia volvía a recordar las lineas de sus manos, aquellas lineas donde estaba escrito que al final todo se convertiría en humo y desaparecería para siempre. Aunque para siempre fuera más tiempo del que ella estaba capacitada para entender ahora que estaba fuera de la lámpara.

-Si te portas bien, quizás te adoptemos.- Le seguian diciendo cada día a la Genia. Y ella se sentía feliz porque nunca nadie le había dicho algo así. Y se sentia feliz a pesar de que intuia que Humo preferiria que ella no estuviera cerca la mayoría de veces.

Una de las cosas que había experimentado como genia liberada era que a menudo las palabras se confundían en el camino que iba de su estómago a su boca y viceversa. Así que la mayoría de las veces que hablaba con Humo el discurso parecía tener vida propia y acababa diciendo cosas que no quería decir y olvidando la manera de decir las que quería.

Había unas cuantas cosas de Humo que no le gustaban pero había otras cuantas que sí. La que más le gustaba tenía que ver con el tiempo. Antes de su liberación la genia era dueña del tiempo, lo modelaba, lo dominaba… pasaba por su lado sin tocarla. Cuando salió de la lámpara lo primero que sintió fue el peso implacable del tiempo despeinándola con angustia.

Cuando Humo estaba cerca de la genia liberada, cuando practicaba sus trucos de malabarista encima del velocípedo, ella dejaba de tener miedo del paso terrible del tiempo y su desorden. Y el mejor viaje de la genia podía durar cuatro minutos con cincuenta segundos.

Escrito por nimue :: 00:16 ::
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