Hoy los niños, después de leer el texto que teníamos que comentar en clase, me han preguntado si los piratas existieron de verdad. También me lo preguntaron cuando les hablé del Minotauro. Así que les he hecho un resumen adaptado de la historia de la piratería y les he invitado a leer La isla del tesoro. Mientras les hablaba del Caribe, de Menorca, de bucaneros y corsarios, de tesoros escondidos, de aventuras en alta mar… me miraban un poco dudosos. Muchas veces dudan de que las historias que les cuento hayan pasado en realidad, ya sea la guerra de Troya o la vida de Ramon Llull (En bachillerato hay alumnos que no se creen que Ramon Llull existió de verdad…)

Después de mis historias siempre vienen sus confesiones personales. Uno de los niños, entre risas y vergüenzas, ha dicho que cuando era pequeño creía que el País de Nunca Jamás existía de verdad. Le he mirado en silencio. Saben que cuando les miro en silencio es que la historia continua. Si además se me escapa una media sonrisa saben que les va a costar creerme. Aun así me escuchan ansiosos.

        -Y ahora ya no lo crees?.- Le he preguntado.

Se ríen, se me ponen un poco nerviosos porque les hablo demasiado en serio. Pongo cara de sorpresa.

        -Profe… qué cosas tienes…

La conversación sigue por los caminos que les marco. Una mirada, una sonrisa, y sin apenas palabras consigo mi objetivo. Que vuelvan atrás, que vuelvan a cuando no dudaban, a cuando creían que el País de Nunca Jamás existía. Me preguntan si yo he estado allí.

        -Allí y en más sitios, claro… si yo os contara…
        -Cuenta, cuenta!!! Pero tú has estado allí? Y cómo podemos llegar?

La mayoría confiesa entonces su deseo profundo de creer mi historia. Pero tienen esa edad rara en que aguantan un pie en la infancia y otro pie no se sabe donde. Les hablo de espejos mágicos, de aventuras, de seres fantásticos. Les aseguro que lo más sagrado que tienen es su infancia y que no deben consentir que nadie se la quite. Ni siquiera cuando crezcan. Porque tendrán que crecer, claro, como lo hemos hecho todos, y pagar sus facturas, y tener problemas amorosos, y buscar trabajo, y limpiar la casa. Pero hay un sitio pequeño y seguro, un sitio que olvidamos que existe, un sitio donde los piratas esconden tesoros, las hadas toman el te, los Minotauros recuperan su libertad y los niños, incluso los niños que se han convertidos en adultos, se encuentran a si mismos después de vivir las aventuras más emocionantes. Yo he estado, claro. Ellos tambien, pero no se acuerdan. El camino no es fácil pero podemos volver.

Cuando ha tocado la campana del final de la clase no me dejaban salir.

        -Pero cuéntanos cómo podemos llegar a esos sitios!

Me encanta cuando me asaltan de esta manera. Les he explicado un secreto que tiene que ver con un espejo mágico. Sé que algunos de ellos esta noche mirarán los espejos de casa de otra manera. Sé que esta es la manera de que la historia continue, de que no duden de la existencia de aquello que todas las criaturas saben que existe. Incluso las criaturas que se han hecho mayores.