las lunas de Miranda
martes, noviembre 08, 2005
ARMARIOS Y ESPEJOS
Escuchando:
el sitio de mi recreo, de
Antonio VegaPowered by
CastpostCuando era pequeña siempre tenía la sensación de estar en el lugar equivocado.
Quizás por eso leía tanto. Buscaba entre las páginas de cualquier cosa escrita alguna descripción, alguna palabra, alguna pista que me condujera al lugar donde debía estar, donde todo iría bien. Cerraba los ojos recordando escenas de mis libros favoritos para ver si en la oscuridad de mi mente me resultaba más fácil reconocer mi auténtico paisaje. A veces creía intuir algo, recordaba un olor, un sabor, un abrazo. Algo familiar. Pero se iba pronto. Me acompañaban todos los seres pequeños que acompañan a los niños mientras son niños. Algunos me daban miedo, otros me animaban y me explicaban el significado de las palabras que no entendía. Vivían debajo de la cama y dentro de los cajones.
Y así, cuando vi que por más vueltas que le daba a la bola del mundo la sensación de no estar en el lugar correspondiente aumentaba empece a meterme en los armarios, porque en los cajones ya no cabía. Los armarios eran puertas a otros mundos.Todos los niños lo saben. Como los espejos.
Tenía la idea de los mundos paralelos, de las aventuras fantásticas, de los tesoros encontrados después de vivir situaciones extraordinarias. Me pasaba largos ratos enfrentando espejos. Los ponía uno delante del otro y hacía todo lo posible para ver qué se podía ver al final de sus reflejos. Esperaba encontrar un camino a otro mundo donde me sintiera más cómoda.
Me metía en los armarios, muerta de miedo. Sobre todo el armario de mi dormitorio, que era empotrado y enorme. Incluso hoy en día tengo un miedo horroroso a la oscuridad pero trataba de superarme a mi misma metiendome allí dentro y esperando el momento en que se abriría una ventana de luz por la que me colaría. Esperaba que al abrir la puerta, con el corazón acelerado, ya no estaría mi habitación sino cualquier otro paisaje exòtico y feliz. Nunca pasó. Quizás por eso escribía mis propios cuentos. Para que pasará. Para poder irme.
Los seres pequeños que acompañan a todos los niños desaparecieron antes pero yo estuve mirando en el fondo de los espejos y entrando en armarios oscuros hasta los quince años. Como la Bella Durmiente cuando se pinchó el dedo y se quedó dormida. Quizás por eso me gusta tanto ese cuento.
No sé si me daba más miedo la oscuridad o la certeza, cada vez más firme, de que al abrir la puerta mi habitación seguiría allí.
Escrito por nimue ::
17:13 ::
---------------oOo---------------