las lunas de Miranda

sábado, diciembre 17, 2005

CUQUI, MI HERMANA Y YO

Escuchando: Big big world, d'Emilia


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adolph william bouguerau


Esta es mi versión de una història de infancia que mi hermana ha explicado en su blog.

Como ya ha quedado claro en otras ocasiones, yo siempre me lo creí todo cuando era pequeña. No era creer por creer, ni defensa de la ingenuidad. Simplemente nunca me pareció lógico que el mundo fuera solamente lo que se ve, lo que se supone que la mayoría de la gente ve, cree, quiere o piensa. Así que ninguna realidad alternativa me parecía fuera de lugar. Incluso los seres como Cuqui…

Cuando Cuqui llegó a casa yo debía tener poco menos de ocho años porque todavía compartía habitación con mi hermana mediana, así que Shoshana apenas era un bebé y por eso su encuentro con Cuqui se produciría mucho más tarde.

Antes de la aparición de nuestro personaje nuestros padres nos habían generado un cierto estado de expectación cuidadosamente estudiado. Cuqui era un ser fantástico que formaba parte de la familia y que se aparecía a las niñas cuando consideraba que estaban preparadas. Yo personalmente me moría de ganas de conocerlo. Mi hermana mediana siempre hacía y pensaba todo lo que yo hacía o pensaba. Y Shoshana permanecía ajena a todo envuelta en sus pañales.

Creo que no fue casulidad que aquel día hubiera más niños en casa, mis primas, algunos amigos de la familia… Nuestro padre apareció con Cuqui en un vaso. Era un gusanito azul y peludo, del tamaño de un dedo grande. Era genial! Sacaba la cabeza del vaso, la volvía a esconder, nos miraba, nos buscaba… los mayores no nos dejaban coger el vaso porque entonces Cuqui podía desaparecer. Cosas de las leyendas. Vi que había un hilo que colgaba del vaso y se lo dije a mis padres. Es que el vaso está sucio, nos dijeron. Y todos los niños presentes en la sala aceptamos que el vaso estaba sucio y que Cuqui era un gusano de pelo azul maravilloso que solo se aparecía cuando él quería. Alimentó nuestras fantasías durante mucho tiempo.

Pasaron siete largos años hasta que Shoshana tuvo la edad para conocer a Cuqui. Los preparativos fueron como ella los recuerda pero nuestro padre todavía vivía con nosotras, aunque ella no lo recuerde en su historia, así que de nuevo fue él el encargado de sacar el vaso de Cuqui. Yo nunca dejé de ser la reina de la casa a pesar de tener hermanas pequeñas pero ella consiguió la categoría de princesa nada más nacer y allí estaba la prueba que la había de convertir en parte de nuestra peculiar matriarcado.

Pues no. La niña se dio cuenta en seguida de que el vaso no estaba sucio, que Cuqui era un bola de pelo azul que se movía con un hilo, y se pasó horas y horas llorando y tirandonos en cara que la habíamos engañado. Mi madre y yo no entendíamos nada. De donde había salido aquella personilla que no se creía nada, que todo se lo cuestionaba, que estoy segura que supo quienes eran los Reyes Magos desde que nació, que no podía creer nada que no se pudiera demostrar y que sigue así?

Ella es la sensata de la familia. Trabaja con números y es organizada y clara para la mayoría de las cosas importantes. Es la rara de la familia. La última vez que el espíritu de nuestro bisabuelo nos visitó estaba ella sola en casa y naturalmente no entendía nada de lo que pasaba. Cuando llegamos mi madre y yo nos explico con cara de susto algunas de las cosas que habían pasado en casa esperando que le dieramos una explicación racional. Mi madre y yo nos miramos, miramos el calendario y dijimos a la vez: ah, el bisabuelo. Y seguimos a lo nuestro mientras mi hermana corría por toda la casa gritando: están locas!!!

Con esa cabecilla que tienes, como querías ver a Cuqui sin el hilo?
Pero hasta las princesas incredulas se despiertan algún día…

Escrito por nimue :: 17:00 ::
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