las lunas de Miranda
sábado, septiembre 17, 2005
SOBRE LAS TRISTEZAS
Escuchando:
Fallin de
Alicia Keys
No siempre la añoranza va unida a la tristeza. Y no es el cambio de estación, ni el cambio de sábanas, ni el cambio de piel. Es simplemente que hay añoranzas que vuelven a rondar la casa vacía. En una casa llena no hay espacio, no hay huecos, no hay sitio para más estanterías, para más baules. En las casas vacías puedes estirar alfombras y almohadones y dormitar con la seguridad de que no te comerán los bichos del polvo.
No siento tristeza. Me lo impiden mis certezas, mis lecciones, mi fe, mi lámpara maravillosa, mi genio, el verso que nunca recuerdo y el chocolate con buñuelos.
Sé que no siempre querer es poder, que no por mucho desear amanece más temprano, que hay cosas que no podrán ser nunca. No me conformo, no me gusta, lloro y pataleo, y me tomo otro chocolate con buñuelos. No os lleve a engaño mi austera dieta. No solo en chocolate se ahogan mis frustaciones. De vez en cuando medito.
No me conformo, no me gusta que Plutón la tome conmigo, que los nodos en la casa cinco me fastidien el fin de semana, que mercurio esté retrógrado y no me salgan las palabras. Menos mal que no creo en astrológos y brujas… menos mal que la tristeza es un fallo neuronal como cualquier otro y que me da la risa cuando pienso en mis suicidios de adolescencia. Menos mal que encontré la puerta que me lleva a la incomprensión y menos mal que soy tan cabezota como para querer cruzarla.
A pesar de todo no me conformo. Ni aunque me lo expliquen como me lo expliquen. Ni siquera aunque lo entienda, y entienda la fantástica lección que me dio la vida y que me acerca un poco más a la perfección de los iluminados. Una reencarnación menos. Mis ganas locas. Me doy de cabeza contra la pared. Muy sabia, eso sí. Muy sensata, claro. Cuanto he aprendido, gracias dioses! Mira que risa me da… No puedo soportar a la gente que me dice que todo puede pasar, que todo es cuestión de proponérselo. Porque en el fondo todos sabemos que hay cosas que no pueden ser. A veces me acuerdo y pataleo. Otras veces me hago la sorda y miro el mar.
La tristeza no me atrapa. Cuestión de las veces que le he dado plantón. Me ganó hace tiempo, me ganó mucho. Y con razón. Me despisté y me machacó. Pero la revancha es mía. A mi alrededor solo hay belleza porque es lo único que nos salva de la mediocridad. Y aunque a veces la tristeza tiene un aire estético de romanticismo y decandencia nunca le permito quedarse más de tres días. Pero que se habrá pensado. Para chula, yo.
No os lleve a engaño ni mi austera dieta, ni mis bailes locos, ni mis brutales estados de añoranza. Nunca estoy triste. A veces me hundo en el barro del futuro imperfecto, sin embargo no estoy triste y como soy una presumida y una orgullosa no reconoceré de qué tengo miedo y no sabréis nunca si estoy triste porque no puedo sooportar que me miren con cara de làstima, ni que me consuelen con que no pasa nada cuando sí que pasa. El conocimiento no siempre relaja. Algunas veces hay certezas que te envuelven en la oscuridad. Y yo necesito luz.
Y no me conformo. Por eso protesto y le mando instancias por triplicado al maldito plutón y a los malditos nodos para que abandonen mi casa y dejen de ocupar el espacio de una soledad predefinida, indefinida, petrificada por vete a saber qué historias kármicas pasadas.
Si tengo que esperar a la iluminación para comprenderlo ya me puedo ir comprando velas (con permiso del Maestro para esta frase tan poco reverente…)
Escrito por nimue ::
23:53 ::
---------------oOo---------------