las lunas de Miranda

martes, marzo 07, 2006

VISITA AL DENTISTA

el dentista


Partimos de la base de que yo nunca me pongo enferma físicamente pero el día que me pongo, me pongo de golpe. Nada de empezar a encontrarme mal. Nada de avisar con tiempo. Un día estoy de fiesta la mar de contenta y al día siguiente me tienen que ingresar de urgencia por cualquier cosa. Por suerte pasa una vez cada diez años y mi proceso de recuperación en general es bastante espectacular.

Mi regalo de cumpleaños fue un dolor de muela impresionante que acabó de hundirme en la miseria. Como nunca estoy enferma no sé comportarme, soy mala enferma, pienso que se acaba el mundo, me deprimo, lloro y no hablo. Y así me pase la mayor parte de la semana pasada.

Y me di reiki, y me di propolis, y me di sesiones de baile a ver si segregaba endorfinas suficientes para camuflar el dolor, y me di un chupito de Tía María cuando hace más de diez años que no pruebo el alcohol, y me encomendé a todos los santos y a todas las brujas. Y el dolor no se iba…

Entonces recordé antiguas leyendas donde se hablaba de unos seres curiosos llamados dentistas. No,no, no! Nunca acercarse a un dentista! Malos, pupa, mucha pupa! Desde los dientes de leche no había vuelto a pisar la consulta de un dentista. Y hasta hoy no había tenido ni una triste caries, ni un triste dolor ni nada. Hasta hoy. Así, sin avisar, a mi manera...

Mis amigos me decían que se conocía la existencia de algunos dentistas buenos, que era cuestión de encontrarlos. Yo esperaba que el dolor se fuera como había llegado pero cuando me di cuenta de que ya empezaba a morderme las uñas fue cuando me decidí a acudir a la consulta de los dentistas buenos, bioenergéticos y homeopáticos. Seis días después de empezar mi calvario.

Tengo pánico a los dentistas. Razones desconocidas. Estuve en la consulta desde las 4 de la tarde hasta la 9 de la noche. Me dio por llorar, me dio por corregir examenes como una loca en la sala de espera, me dio por decirle al dentista que no me gustaba.Tuvieron una paciencia infinita conmigo. La mayor parte del tiempo se me fueron pasando de uno a otro y hablaban conmigo y me tranquilizaban y intentaban que se me pasara el miedo.
Sobre todo el primero que me atendió fue infinitamente amoroso conmigo y consiguió que me gustara un poco. Después de muchos intentos incluso consiguieron anestesiarme.

La idea era salvar mi pobre muela pero no pudo ser. Me la sacaron. Cuando tengo miedo canto. Así que mientras tenía la boca abierta y me iban haciendo sus cosillas de dentista yo cantaba con la garganta y seguía el ritmo con los pies. En fin, un espectáculo. Debo decir que el dentista amoroso que me atendió primero me cobró solo la mitad del precio habitual. Razones desconocidas.

Ahora me da un poco menos de miedo ir al dentista. Tengo que volver la semana que viene para revisar que todo esté en orden y hoy he ido a trabajar y al gimnasio, un poco dolorida pero bien. Mis niños me han pedido que les explicara la historia del dentista y he acabado haciendo una clase de educación bucal y de medicina preventiva: queridos míos, yo he tenido unos dientes perfectos hasta hace una semana y ya veis. Sin avisar. Si no quereis que os pasé lo mismo (y os pasará porque vosotros además coméis chuches…) quiero que vayáis ya mismo al dentista a haceros una revisión. La mayoría han quedado convencidos.

Por cierto… el dolor de muela empezó el día de mi cumpleaños. Buf! Que va a ser lo próximo! Encontrarme una cana? Por favor, no!!

Escrito por nimue :: 22:25 ::
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