las lunas de Miranda
domingo, abril 09, 2006
DESPUÉS DE ITALIA

Cuando viajo suelo ser muy autónoma. No me gusta depender de nadie ni que nadie dependa de mi. Me meto en mis propios lios y soluciono mis propios problemas con mejor o peor fortuna. Por eso salir de viaje con un grupo numeroso de adolescentes no debería ser, en principio, mi mayor deseo. Es la segunda vez que lo hago. La primera vez no tenía demasiado elección. Formaba parte del trabajo temporal en la agencia de viajes. Fue fantástico.
La segunda vez ha sido ésta. La decisión fue tomada como la mayoría de mis decisiones. Sin pensar. Y ha sido fantástico.
Fantásticos Gemma y Oscar con quienes he compartido la semana, las colas, los macarrones, las pocas horas de sueño. Fantásticos los 48 bichos que llevabamos a nuestro cargo y que se han portado como era de esperar: con sus protestas, sus comentarios espontáneos, sus risas, sus carreras por los pasillos del hotel, sus juergas, sus canciones, sus intentos de soborno, sus abrazos, sus besos, sus miles de fotos, sus compras compulsivas, sus locuras, sus aciertos, sus errores, sus preocupaciones, sus caras de cansancio, su poca puntualidad, sus ganas de fiesta, sus ataques de risa. Son geniales. A pesar de todo. O precisamente por ello.
La verdad es que todo lo suyo podríamos aplicarlo también a los profes que íbamos con ellos, para que negarlo. Ayer estabámos tan cansados que nos costaba mover los dedos de los pies pero nos lo hemos pasado muy bien.
Problemas? Ninguno fuera de lo normal. Alguna bronca hemos tenido. Todo muy previsible y sin mayores consecuencias. Muchas sesiones de baile, museos, pizzas, góndolas, lluvia, frío… Me gusta que los italianos todavía duden de mi nacionalidad cuando me oyen hablar (ese acento turinés a costa de Angelo parece que aún se aguanta…)
Venecia tiene ese punto de romanticismo decadente absolutamente precioso.
Pero me gustan las bellezas que están más allá de la lógica por eso me enamoro de Florencia cada vez que la visito, y me resulta fácil soñar con los ojos abiertos sin que nadie a mi alrededor se de cuenta, y solo queda a mi lado quien yo quiero que quede, y desaparecen todos los turistas y Leonardo me pinta un retrato y Miguel Angel me esculpe en mármol y todo es perfecto y bello.
Sabéis… la Primavera estaba allí…
Yo la vi…
Escrito por nimue ::
18:02 ::
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