Últimamente tengo la sensación de que me persigue el lobo feroz. Y mira que siempre me ha caído bien el lobo y nunca me ha parecido tan feroz como lo pintaban. Pero mis últimos días están oliendo a lobo. Feroz.

Suerte que llega el sol, que hay más luz, que escondemos los abrigos y que comemos helados.

Siguiendo los tiempos, mis niños del cole han tenido como deberes esta semana escribir la historia de Sant Jordi y el dragón imaginando que pasa en la actualidad. Todavía no he tenido tiempo de leerlos todos pero la mayoría me han gustado mucho. Me han salido algunos Sant Jordis que deciden que prefieren salvar príncipes y no princesas, otros que deciden que la princesa ya es mayorcita para salvarse por su cuenta, algunos Sant Jordis que reclaman ser salvados. La mayoría le han puesto mi nombre a la princesa y la han convertido en salvadora matadragones.

El martes a las 6 de la mañana me llegó la notícia del accidente de Iván. Y resulta que Iván es una de las personas más importantes de mi vida, y resulta que nunca piensas que pueda dejar de estar físicamente allí, y resulta que tienes que hacer un gran esfuerzo para recordar sus palabras y permanecer serena, y para entender, y para agradecer, y para continuar. Horas tensas hasta que llegan algunas noticias un poco más tranquilizadoras. Está grave pero estable. Después de un martes triste hoy decido sonreir en todas mis clases por él. Les cuento a mis alumnos quién es, qué hace, qué significa para mi. Me escuchan tan atentamente que no puedo dejar de sonreir. Lo entienden todo mejor que la mayoría de los adultos que me rodean. No saben diferenciar un verbo de un adjetivo pero cuando les hablo de Iván lo entienden todo a la primera. Pase lo que pase será lo mejor para todos nosotros. Muchas gracias. Muchas.

Soy mi propio lobo.
Como soy vegetariana no me como a mi misma. Pero casi.
Como soy tan impaciente tomo el camino largo.
Porque de pura impaciencia me equivoco de camino.
Y me equivoco de casa y de abuela y de leñador y me quedo sin almuerzo.
Y tengo hambre.
Y no me muerdo. Pero casi.
Y todos se ponen hasta arriba de caramelos.
Y yo llego demasiado tarde.