las lunas de Miranda

lunes, noviembre 28, 2005

CIRCUS KLEZMER

escuchando: Asfalt Tango de Fanfare Ciocarlia


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marc chagall

He ido a ver Circus Klezmer al teatro y estoy entusiasmada y feliz. Creo que es la mejor obra que he visto en mucho tiempo sobre todo por que me ha dejado una sensación de loca alegria en el cuerpo que me dura desde el sábado.
Es una historia de amor y circo, con una maravillosa trapecista que se casa con un malabarista genial. Durante toda la obra sonaba música en directo, música klezmer de los judios del este, de bodas alegres y noches de fiesta y burros que vuelan en los cuadros de Chagall mientras el violinista toca sin parar con la Torre Eiffel de fondo.
Me he acordado de que cuando era pequeña quería ser trapecista pero una vez lo dije en voz alta y una persona mayor me dijo que eso no era una profesión y nunca más lo volví a decir.

Y como siempre me han entrado ganas de trabajar en un circo y subirme por una cuerda vestida con lentejuelas. Luego he pensado que, en realidad, cada día vivo un poco de circo. Mi trapecio no se ve pero existe y me lleva arriba y abajo mientras mis piernas se enredan bien para no caer de cabeza; a veces hago equilibrios sin red y a veces me encierro en una jaula con leones adolescentes que a veces me quieren comer la cabeza y a veces me llenan de lametones amorosos. Los juegos malabares no se me dan mal, ya sea con pelotas, con puñeles afilados o con las horas del día que se intentan escaparse de mis manos. A veces me trago antorchas encendidas como si fueran caramelos y aunque pueda parecer doloroso la recompensa es el espectaculo del fuego que purifica. Y por supuesto me toca hacer de payaso cada día un ratito, a horas fijas o variables.
Ya sabes, el espectáculo debe continuar y en estos momentos me siento contenta.
Claro que con esta música quien puede resistirse!

Escrito por nimue :: 22:02 ::
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viernes, noviembre 25, 2005

NOCHE DE TANGO

Escuchando: el Tango de Roxanne.- bso Moulin Rouge.


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estela bartolí


Anoche me convencieron para ir a ver un espectáculo a La Paloma
La Paloma es un sitio precioso en Barcelona, con aquel aire de principios del siglo XX y un encanto especial de terciopelo rojo, policromados y ninfas.

Bailaban tango. Música en directo, coreográfias extraordinarias. Fue hipnótico, mágico, salvaje. Hay bellezas que están más allá del tiempo y de las razones y yo me moría de ganas de bailar. Pero el tango es cosa de dos así que me quede en mi sitio, locamente hipnotizada.

Como siempre que acaba una función me voy con el estómago lleno de mariposas. Feliz por lo que he visto. Inquieta porque me gustaría ser yo la que está en el escenario, la que se viste con aquel vestido maravilloso, la que hace las piruetas, la que recibe los aplausos, la que le da forma a la belleza, la que se deja llevar por el bailarín.

Que barbaridad! Pero que manera de moverse! Yo también quiero que me agarren así!

A ver.. algún bailarín en la sala…?

Escrito por nimue :: 21:14 ::
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lunes, noviembre 21, 2005

ALEXANDRA DAVID-NEEL

Escuchando: Across the univers


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Alexandra David Neel

El siglo XIX es a la vez bello, oscuro y sucio, el cielo empieza a ensuciarse con el humo de las fábricas, y cierto grado de desasosiego aumenta a nuestro alrededor. Pero al margen de suciedades, represiones, colonialismos y morales asfixiantes es un siglo de viajes y descubrimientos, de cuentos de hadas victorianos, deliciosos y crueles, de vampiros, de misterios y de grandes mujeres que me atrapan en los sueños. Siempre que preparo mi pasaporte, mi maleta, mi billetes de avión, tomo una decisión, hago planes, me atrevo a hacer algo que me da miedo por cualquier motivo, pienso en alguna de las mujeres enormes del siglo XIX que decidieron hacer lo que para cualquiera de nosotras, en nuestro cómodo occidente, ahora es tan normal y tan evidente.
Mi heroina favorita, sin lugar a dudas, es Isadora Duncan, a caballo entre dos siglos. Me leí su biografía llorando a mares, con el corazón encogido ante tanta belleza, tanto dolor y tanta fuerza. Sueño con ella a menudo. A veces me parece verla en algún rincón de la ciudad. Cuando era pequeña me gustaba ponerme las bufandas colgando hacia atrás como las estolas de las actrices de Hollywood. Mi madre siempre me decía que no lo hiciera porque me podía enganchar con algo y morir asfixiada como una artista de cuyo nombre no se acordaba. Hace poco descubrí que así murió Isadora. Hace mucho que me molestan hasta el infinito los jerseis de cuello alto y las bufandas.

La mujer que me persigue desde hace algunos días es Alexandra, que nació en París en 1868 y murió con 101 años. Parece ser que unos días antes de cumplir 101 años fue a renovarse el pasaporte. Este fin de semana vi su foto por primera vez en el reportaje de una revista en casa de mi madre. La misma que ilustra este escrito.
Anda, Alexandra! Exclamé en voz alta. A mi madre le hizo mucha gracia porque pensó que se trataba de alguna amiga hasta que se dio cuenta de que era una foto en blanco y negro de hace dos siglos. De alguna manera Alexandra me iba buscando. Cuando era pequeña leía libros de Julio Verne y se prometía a si misma que algun día viviría muchas aventuras. A pesar de su siglo o precisamente por ello. Su mundo eran los mapas y los sueños. Su primera escapada fue a los quince años para gran escándalo de familiares y amigos. Desde entonces se dedicó a viajar por el norte de Àfrica, por Àsia, por Europa, a estudiar temas relacionados con las ciencias ocultas y la espiritualidad, a cantar para ganarse la vida, a escribir y dar conferencias… se casó en Tunez y el budismo le cambió la vida. Vivió con los monjes tibetanos y sobrevivió a dos guerra y a muchas desgracias. En un viaje a la India conoció a Aphur Yongden, un niño de 14 años que lo abandonó todo por seguirla a lo largo de su vida, sus penas y sus alegrías.

La observo en blanco y negro, hermosa y fuerte. A veces busco mi pasaporte, lo miro, repaso mis viajes, mi vida. Doy las gracias a Alexandra, a Isadora... doy las gracias por todo lo que ellas hicieron, por todo lo que yo puedo hacer, porque de vez en cuando sueño con ellas y me parece verlas en alguna rincón de la ciudad, animándome a seguir mis sueños.

Escrito por nimue :: 23:23 ::
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jueves, noviembre 17, 2005

EL CUMPLEAÑOS DE RICARD

Escuchando: quiero verte amanecer de Mikel Erentxun


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instrucciones para atrapar las nubes, de Jaime Cabrera

El año que tú naciste estrenaron McGyver en la televisión, murieron Fred Astair y Rita Hayworth, sonaban en la radio With or without you de U2, Una calle de París de Duncan Dhu y The final countdown de Europe, estrenaban la Princesa Prometida, una de mis pelis favoritas, odiaba los garbanzos del comedor del colegio, me gustaba el primo de mi mejor amiga, que era mayor y tocaba el piano, soñaba con irme a algun país de Sudamérica para hacer de guerrillera y no era la persona saludable que conoces ahora y que te lleva a comer a restaurantes vegetarianos. Más bien solía merendar en el McDonald los sábados por la tarde, le ponía mucho ketchup a las hamburguesas y todavía no era miope. Pero sobre todo naciste tú.

Recuerdo que cuando te conocí me pasé unos cuantos días intentando saber a quien me recordabas, a quien te parecías, incluso antes de que tu nombre se me grabara por fin en la memoria. Hasta que llegue a la conclusión de que solo te parecías a ti mismo. Aunque algunas veces que me recuerdes a mi misma.

Hablaría de ojos inocentes, de miradas atentas, de chicos callados. Pero mentiría. Tienes demasiadas cosas que decir como para quedarte callado. Incluso cuando llega el silencio. Y tendría que hablar de ojos plutónicos, platónicos, pletóricos. Nunca me queda claro si son grandes o pequeños. Si están abiertos o cerrados. Si mirás adentro o afuera. Seré justa. Tu mirada es atenta. Atenta al mundo, a la vida, a todo. Atentamente cósmico. Atentamente luz. Sencillamente tú.

No sé si algún día nos tocará llorar, ni si seguirás enseñándome los rincones perdidos de la ciudad, ni si todavía me explicarás tu mundo de luces, de islas mágicas, de mares y montañas. Solo sé que siempre, siempre, me haces sonreír sin condiciones cuando apareces, cuando me cuentas, cuando me escuchas, cuando me diseñas las alas que necesito, casi sin saberlo.

Que siempre tengas quien te quiera.
Que siempre tengas quien te cuide.
Que siempre tengas quien te proteja cuando duermes.
Que siempre tengas con quien cantar y bailar
Que siempre tengas consuelo cuando estes triste
Que siempre sepas lo que tienes que hacer.
Que siempre lo puedas hacer.
Que siempre entiendas la diferencia entre pensar y sentir.
Que siempre puedas capturar tus nubes.

Muchas felicidades, Ricard. Lo has conseguido. Quizás nunca sepas lo dificil que fue. Pero lo conseguiste. Felicidades.

El regalo eres tú.

Suele decirse que ahora ya podrás sacarte el carnet de conducir, votar en las próximas elecciones, ir a la carcel y firmar tus propias autorizaciones. Pero no le des muchas vueltas. Yo seguiré queriéndote igual.

Mucho.

Escrito por nimue :: 08:47 ::
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sábado, noviembre 12, 2005

RESACA DE MENTIRA

the betrothed

La semana ha sido bella y extraña. Llovió mucho y vimos un arco iris extraordinario mientras volvíamos a casa después de un día largo en el instituto, un niño de mi clase me pidió que lo adoptara y tuve una sesión dura de danza. En las últimas semanas ha aumentado mi sensación habitual de estar fuera de sitio y me ha costado más de lo normal mover las caderas. Super Sandra nos pone delante del espejo a repetir y repetir y repetir los movimientos. Y yo me repito que esto ya lo he hecho antes y lo he hecho muy bien así que no sé porque llevo estás semanas tan tontas de no poderme mover como toca. Hicimos los ejercicios de bailarina seductora, bailarina coqueta y bailarina altiva pero yo me sentía muy poco seductora, muy poco coqueta y muy poco altiva.

La fiesta de anoche fue estupenda. Fuimos a cenar a un restaurante que se llama Romeo y Julieta. Lola lo eligió pensando en la variedad de la carta, para que yo también pudiera cenar con tranquilidad y Desi y yo imaginábamos como estaría decorado por el nombre que tenía. Ella se lo imaginaba muy kitch y yo con aquella decandencia de candelabro y terciopelo que tanto me gusta. Al final era un sitio de diseño, de lineas rectas y camareros simpáticos. Nos reímos muchísimo todo el tiempo, la chicas solteras del grupo describimos a los chicos que nos gustan e intente emparejar a Lola con un amigo ausente, también propietario de un blog.

Después de cenar una parte del grupo se retiró y la otra parte nos fuimos a bailar. I'm the dancing queen, la pista es mía y la noche larga. Supongo que me lo paso tan bien bailando porque no vamos muy a menudo a las discotecas y cuando vamos lo aprovechamos al máximo. No soporto el olor del tabaco. Es lo único malo. Todo lo demás genial. Unos cuantos chicos me propusieron fugarnos pero ninguno me pareció lo bastante interesante. El que más rato estuvo conmigo pensaba que le tomaba el pelo. No, no salgo mucho, madrugo bastante, prefiero ir al teatro antes que meterme en un local, no bebo nada pero cuando no duermo soy la reina de la noche. Normalmente soy muy diurna y por eso la única manera de conseguir que no me quede dormida por los rincones es llevarme a bailar. O tener una compañía tan extraordinaria que se me olvide la hora que es pero esto hace cuatro años que no me pasa en horario nocturno.

Bailamos y bailamos, reímos y reímos. Sonaba esta canción entre otras

I need a hero
I'm holding out for a hero 'till the end of the night
He's gotta be strong
And he's gotta be fast
And he's gotta be fresh from the fight



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Y sí, llegamos a la conclusión de que necesito un heroe.

Al final solo hemos quedado dos y hemos desayunando en la cafetería de la estación que era lo único que había abierto esta mañana. Me he metido en la cama a las siete de la mañana pero como no sé dormir de día a las doce ya estaba en pie. Mi resaca es de mentiras porque no pruebo el alcohol. De hecho no bebo ni coca-cola. Pero mi estado de somnolencia es real así que hoy toca tarde tranquila, enrollarme en mi manta rosa, preparar chocolate y palomitas y mirar películas de Gene Kelly hasta que me quede dormida.

Escrito por nimue :: 14:28 ::
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martes, noviembre 08, 2005

ARMARIOS Y ESPEJOS

Escuchando: el sitio de mi recreo, de Antonio Vega


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El espejo


Cuando era pequeña siempre tenía la sensación de estar en el lugar equivocado.
Quizás por eso leía tanto. Buscaba entre las páginas de cualquier cosa escrita alguna descripción, alguna palabra, alguna pista que me condujera al lugar donde debía estar, donde todo iría bien. Cerraba los ojos recordando escenas de mis libros favoritos para ver si en la oscuridad de mi mente me resultaba más fácil reconocer mi auténtico paisaje. A veces creía intuir algo, recordaba un olor, un sabor, un abrazo. Algo familiar. Pero se iba pronto. Me acompañaban todos los seres pequeños que acompañan a los niños mientras son niños. Algunos me daban miedo, otros me animaban y me explicaban el significado de las palabras que no entendía. Vivían debajo de la cama y dentro de los cajones.
Y así, cuando vi que por más vueltas que le daba a la bola del mundo la sensación de no estar en el lugar correspondiente aumentaba empece a meterme en los armarios, porque en los cajones ya no cabía. Los armarios eran puertas a otros mundos.Todos los niños lo saben. Como los espejos.

Tenía la idea de los mundos paralelos, de las aventuras fantásticas, de los tesoros encontrados después de vivir situaciones extraordinarias. Me pasaba largos ratos enfrentando espejos. Los ponía uno delante del otro y hacía todo lo posible para ver qué se podía ver al final de sus reflejos. Esperaba encontrar un camino a otro mundo donde me sintiera más cómoda.

Me metía en los armarios, muerta de miedo. Sobre todo el armario de mi dormitorio, que era empotrado y enorme. Incluso hoy en día tengo un miedo horroroso a la oscuridad pero trataba de superarme a mi misma metiendome allí dentro y esperando el momento en que se abriría una ventana de luz por la que me colaría. Esperaba que al abrir la puerta, con el corazón acelerado, ya no estaría mi habitación sino cualquier otro paisaje exòtico y feliz. Nunca pasó. Quizás por eso escribía mis propios cuentos. Para que pasará. Para poder irme.

Los seres pequeños que acompañan a todos los niños desaparecieron antes pero yo estuve mirando en el fondo de los espejos y entrando en armarios oscuros hasta los quince años. Como la Bella Durmiente cuando se pinchó el dedo y se quedó dormida. Quizás por eso me gusta tanto ese cuento.

No sé si me daba más miedo la oscuridad o la certeza, cada vez más firme, de que al abrir la puerta mi habitación seguiría allí.


Escrito por nimue :: 17:13 ::
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sábado, noviembre 05, 2005

QUERIDA MARTA...

Escuchando: Just my imagination, de Crawnberries


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hannah gluck

Parece que fue ayer que cumplíamos 18.

Fue el año en que se inauguró la Gran Mezquita de Casablanca, escenario de algunas de mis historias de amor más intensas, el año en que empezabamos a ir a la facultad y hacíamos grandes planes para el día a día.
Tomar el sol en el cesped, nuestro gran lujo universitario. La sensación picante de que empezaban muchas cosas y muchas otras había que dejarlas atrás. Mis 18 fueron raros, estaba malita y tristona, pero tomaba el sol en el cesped y publiqué mi primer libro.

Ahora le toca a Marta cumplir los 18. Y como ella es mágica y especial así seran sus 18.
Algunas personas son un privilegio. Pasan por tu vida como estrellas fugaces y te recuerdan, casi sin querer, que existen razones más allá de las razones.

A Marta la quiero porque durante un tiempo tuve la suerte de enseñarle cosas tan útiles para la vida diaria como el análisis de las oraciones subordinadas adverbiales o quién escribió La Plaça del Diamant. Pero yo aprendí mucho más, por supuesto.

No sé qué le espera en la vida y tampoco quiero saberlo. En cualquier caso, la rodea cariño a raudales así que no dudo de que podrá con todo, con todo lo que se le ponga por delante. Ganarte al público es fácil, ya sabes, ganarte a ti misma, también.

Y la quiero porque durante un tiempo ella y sus compañeras me permitieron compartir pasos de baile y repartieron conmigo sus aplausos.
Y porque cuando nos vemos todavía sonríe enorme aunque le tengo un DVD secuestrado desde hace tiempo.
Y porque me regaló una foto con delfines y muchas palabras bellas.
Y porque en ella quiero a muchas otras personas que formaron una bella constelación de estrellas una vez que viajaba en mi nave espacial, un poco perdida, un poco sin rumbo y me las encontré y me enseñaron un trozo del camino mientras pensaban que aprendían cosas tan útiles para la vida diaria como la definición del fonema.

Pero yo aprendí mucho más. Fue una gran suerte.

Muchas felicidades, Marta, y que cumplas muchos más.

Escrito por nimue :: 17:06 ::
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miércoles, noviembre 02, 2005

MIRANDA SE PREGUNTA SI VALE LA PENA

Escuchando: Julia Dream, de Pink Floyd


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cleopatra, T.F. Dicksee

Suena una canción y Miranda abre un ojo, perezosa. Se pregunta si vale la pena escurrirse fuera durante un segundo, un baile pequeño, solo uno…

Me pregunto si vale la pena… un segundo… pequeño...
Echo de menos enamorarme cada semana, los amores eternos de tres días y dos noches, levantarme por la mañana alborotada de bichos voladores en el estómago. Vomitar crisálidas.Vigilar atenta los pasos lentos del tiempo.
Echo de menos que me rompan los esquemas, que me quemen las alfombras, que me muera de ganas de verte, que los trenes sean cortos y los caminos largos.

Miranda mueve una mano lenta, dibuja infinitos, ochos horizonteles a la altura de sus ojos abiertos… un segundo…bebe un poco de agua.

Me cansé de dar siempre el primer paso.
Una bailarina sabe cuando debe ser recogida al vuelo y ya me cansé de que me dejen caer los brazos débiles del miedo.
Echo de menos enamorarme cada dia, de ocho a nueve, después del desayuno, antes de la merienda, adolescente loco a las puertas de mi insensatez.

Me aburre la normalidad, la constante presencia del dia a dia, la falta de sorpresa.
Me mata saber que no existe el riesgo, que nunca nos equivocaremos, que detrás de las esquinas no hay nadie dispuesto a recogerme al vuelo, que ganó la calma, que murió el misterio.

Ciertos saltos al vacío son un trabajo de equipo. No quiero saltar yo sola.

Miranda cierra los ojos y sigue durmiendo. Esperando el momento en que valdrá la pena despertar y bailar con público
Por suerte los amaneceres siguen siendo rojos
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Escrito por nimue :: 18:37 ::
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